La vida es una moneda,
quien la rebusca la tiene.
Ojo que hablo de monedas
y no de gruesos billetes.
Sólo se trata de vivir,
esa es la historia.
Con la sonrisa en el ojal,
con la idiotez y la cordura
de todos los días.
A lo mejor resulta bien.
La vida es una moneda - Fito Páez
Este trabajo de crochet también es el agradecimiento eterno para Carlos y Mónica, vecinos de César.
Gracias por el apoyo, por ser tan buenas personas, tan buenos vecinos.
Gracias infinitas, es tan poquito para agradecerles tanto que cualquier cosa me parece poco.
Así tejí mi primera cesta circular con totora, usando una aguja No. 12. Como todo ovillo de totora, a menos que compres una partida gigante del material, nunca vas a encontrar que las madejas coincidan en texturas y colores.
Por eso, decidí combinar diferentes tipos y gamas.
Para el cuerpo de la cesta, elegí una totora de color aguantador: un verde oscuro que va a soportar cualquier cosa: ensuciarse, humedecerse, caerse... Para la tapa, elegí colores más delicados: una totora amarilla elástica y gruesa que no necesita mucho para acomodarse como tapa gracias a la elasticidad y para el centro, una totora estampada en gama de violeta y rosa. Y su correspondiente manijita combinada.
Combinación 1: centro en hilo crudo, bordes matizados en gama de verdes y marrones.
Combinación 2: nuevamente centro en hilo crudo, con bordes matizados en rosas y un cocoliche de azul y rojo.
Combinación 3: centro en hilo crudo y otra versión matizada de verdes y combinación loca de naranja con celeste.
Trabajo terminado.
¡Muchas gracias, Carlos y Mónica!
Aunque todavía los tiempos y las distancias no me ayudan a estar más tiempo, seguramente en pocos días vamos a conocernos más.
Carmen
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