domingo, 26 de julio de 2015

Manta tejida para un bebé

Cuida bien al niño, cuida bien su mente,
dale sol de enero, dale un vientre blanco,
dale tibia leche de tu cuerpo.
Todas las hojas son del viento,
ya que él las mueve hasta en la muerte.
Todas las hojas son del viento,
menos la luz del sol.
Hoy que un hijo hiciste cambia ya tu mente,
cuídalo de drogas, nunca lo reprimas,
dale el aura misma de tu sexo.
Todas las hojas son del viento,
ya que él las mueve hasta en la muerte.
Todas las hojas son del viento,
menos la luz del sol,
menos la luz del sol.

Todas las hojas son del viento
Luis Alberto Spinetta

Esta es mi humilde participación en el grupo Tejiendo por un sueño (TxS), un grupo libre de tejedoras que colaboran para armar mantitas que luego se entregarán en hospitales de Argentina.
Hay dos formas de colaborar:
-Tejiendo cuadrados grannys de 10 cm x 10 cm para que luego las tejedoras que arman terminen de unir 36 cuadrados para formar una manta;
-Tejiendo una manta de 70 cm x 70 cm.
Primeramente, cuando decidí participar de esta actividad, pensé en solamente crochetear los grannys, todo un logro para mí que soy una "tejedora autodidacta". Pero luego de una pregunta a mi prima Andrea, que es colaboradora full del proyecto, me propuse armar yo misma una mantita.
Acá el resultado:



Lo primero fue tejer 36 cuadraditos en cuatro colores: blanco, celeste, azul y matizada de lana Nube soft 2/7. Usé una aguja de aluminio de 2,5 mm. 
Uní los grannys con el método de tejer con medio punto, uniendo de a filas y columnas. Una vez que terminé de unir, para llegar a los 70 cm. de la mantita fui haciendo hileras de grupos de varetas (3 por grupo) separadas por un punto cadena, o seea, un granny clásico gigante. Y para el borde, grupos de seis cadenas unidas con medio punto.
Estoy contenta con el resultado de mi primera manta y deseo de corazón que pueda servir para abrigar a un pequeño recién nacido rodeado de amor, cuidados y cariño. 





Carmen



miércoles, 22 de julio de 2015

Borrón y cuenta nueva

Quereme así piantao, piantao, piantao,
trepate a esta ternura de loco que hay en mí,
ponete esta peluca de alondra y volá, volá conmigo ya:
vení, quereme así piantao, piantao, piantao,
abrite a los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení! ¡Larai larai lalá!

Balada para un loco 
Astor Piazzola-Horacio Ferrer


O lo mismo que siempre se escucha cuando se nos va terminando un viejo año. Año nuevo, vida nueva...
Pero a mí se me ocurrió hacer limpieza pasando la mitad de este año, en un momento en el que estoy intentando decidir muchas cosas para mi futuro. 
Y decidí, como terapia, volver a encarar mi espacio con fotos de mi arte sano y nuevamente textos y cosas "que me hacen bien". Al menos esto lo tengo bien decidido: si tengo un lugar donde expresarme, ¿por qué no lo uso? Así que, aquí voy nuevamente.
Quise empezar el reposteo con uno de mis últimos trabajos en mosaiquismo: mi participación en el mural colectivo "Pajaritos a volar" que va a realizarse el próximo mes en Alta Gracia, Córdoba. Hice cuentas, hice números, hice fuerza y no alcanzó. La próxima vez quizás pueda ir y colocar mi humilde diseño, por ahora me conformaré con enviarlo a través del correo.
¿Cómo fue el proceso del mini mural? Así:
Tenía guardada una tabla fina de MDF bastante grande, que me vino muy bien como soporte duro para colocar todo el trabajo. La cubrí con un film transparente, como los que se usan para envolver las bandejas de comida y encima del film, la malla de fibra de vidrio. Todo bien bien bien enganchado al soporte. Después, el diseño: buscar pajaritos que me convencieran y se llevaran mi corazón fue una búsqueda no muy larga pero igual miré cuanto bichito alado se cruzó en Google. No fue difícil decidirme por éste aunque originalmente mi dibujo era otro. 

Todo preparado para mosaiquear
Entretanto, pegué, despegué, cambié de color, dibujé más corazones, quité corazones, agregué un pajarito... Hasta que al fin quedó como yo quería. Para el trencadís del fondo empecé usando un lápiz de widia y pinza para abrir buscando cortes rectos. Tuve mala suerte con el primera azulejo que corté: en vez de cortes rectos, me hizo cortes curvos como los de la esquina inferior izquierda. El mosaico manda, así que me preparé para ir cortando piezas curvadas, sabiendo que iba a ser más difícil encajar el dibujo. El segundo azulejo que usé se cortó como debe ser: bien recto, bien largo, sin descascararse. Así que, nuevamente el mosaico manda, hice una combinación algo original entre piezas de cortes curvos y cortes rectos. En el medio, usé algo de un azulejo estilo Vicri al que fue imposible darle forma: coloqué tres piezas utilizando la parte abombadita que dejó el corte con la pinza y solamente usé tres piezas.


Al menos los pajaritos terminados
Y hoy, por fin, termino de darle forma definitiva: ya tengo mis pajaritos listos para volar a su nido cordobés, con la esperanza de que alegren las paredes de una escuelita. 
En enero, seguramente, voy a pasar a visitarlos para que me cuenten cómo les va la vida por allí.

¡A volar!






Carmen